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El boom del movimiento nudista en Bahía Blanca

Distintas ciudades del mundo destinan espacios específicos para practicar el nudismo, una actividad que históricamente tiene la mayor parte de sus adeptos en las playas europeas y en los centros turísticos más populares.

Si bien puede parecer una experiencia un tanto exótica, que mucha gente toma como una actividad esporádica en la que el pudor obliga a minimizar las chances de cruzarse con personas conocidas, existen quienes adoptan al nudismo como estilo de vida.

Para estas personas, despojarse de la vestimenta con familia, amigos o desconocidos es una forma de conectar con la naturaleza en libertad. Y esa, precisamente, fue la premisa con la que surgió un complejo nudista en Bahía Blanca.

“La mayoría de la gente hace nudismo cuando va a otro país y acá no habla del tema. Aprovecha que está en una playa de Brasil donde nadie la conoce”, dijo Federico, impulsor de la movida en nuestra ciudad.

Para el hombre, tener al nudismo como estilo de vida implica enfrentar los prejuicios y tabúes que existen en torno a él. “Todo lo que podés hacer con ropa se puede hacer sin ropa, básicamente”, dijo el joven, quien prefirió no exponer su apellido en esta nota porque “eso sería como salir del clóset”.

“Las personas piensan en cualquier cosa menos en lo que en realidad es. Piensan en sexo, en gente perversa, en todo ese tipo de cosas”, manifestó en diálogo con el diario La Nueva.

Federico está a cargo del “Complejo Paraíso Natural”, primer espacio nudista de Bahía Blanca y la zona. El hombre, de 33 años, organiza encuentros cada cierta cantidad de tiempo y en distintos espacios de la ciudad, con el fin de “naturalizar la desnudez socialmente”.

En los eventos nudistas reina la premisa del respeto hacia los demás: “Cuando estás hablando con la gente siempre se mira a la cara para hacer sentir cómodo al otro y que uno se sienta cómodo también”, dijo Federico, quien tiene dos trabajos y eso le impide dedicar su tiempo “como quisiera” a la organización de esta actividad.

“Tengo que alquilar, hacer la promoción, pensar en que no falte nada, y generalmente viene menos gente y termino pagando yo el alquiler. El último evento (en enero de este año) fue el más grande y fue el único que se pudo financiar solo, con 10 o 15 personas”, dijo. En esa ocasión, la entrada costó alrededor de 2.000 pesos y hubo promociones para quienes acudían acompañados.

Federico conoció el nudismo en las playas de España, donde vivió por algunos años. “Me pareció increíble”, dijo tras animarse a hacerlo en Menorca. Cuando volvió a la Argentina, en 2010, se dio cuenta de que extrañaba mucho la experiencia y notó que hacía falta un espacio de estas características.

(Fuente: La Nueva)

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