La causa conocida como la ruta del dinero K volvió a moverse. Ya el año pasado la Cámara Federal había habilitado a una ONG a convertirse en querellante en la causa, y había revocado el sobreseimiento de Cristina Kirchner, que promovió el fiscal Guillermo Marijuan y contó con el aval de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y de la Unidad de Información Financiera (UIF). Ahora, la misma ONG reclamó la nulidad de aquel dictamen. El juez Sebastián Casanello rechazó el pedido, pero —en una decisión dividida— el tribunal revocó aquella decisión y la causa volverá a manos del juez y el fiscal para volver a expedirse junto a más pruebas que deberán analizarse, según dispuso el fallo dictado este martes.
En la misma resolución, el tribunal rechazó el apartamiento del juez Casanello. Dos jueces insistieron en que se debe analizar el expediente junto a las pruebas que expuso el fiscal Diego Luciani en el juicio Vialidad, estudiar el caso de Hotesur-Los Sauces y se sugirió incorporar las declaraciones de ex funcionarios arrepentidos en el expediente Cuadernos, así como las maniobras de lavado de dinero que involucran al financista Ernesto Clarens.
Todo se enmarca en la causa conocida como la Ruta del dinero K, que comenzó en abril de 2013, y gran parte de esa investigación ya se debatió en juicio. Allí Lázaro Báez fue condenado junto a otros 17 imputados, entre ellos sus hijos, por haber llevado adelante maniobras millonarias de lavado de dinero, que rondaron los 55 millones de dólares. En el juicio oral se sostuvo que ese dinero provenía de la facturación ilegal y de la obra pública. En Casación confirmaron las condenas, aunque redujeron las penas. Solo uno de los votos ratificó que el dinero venía de la obra pública.
El año pasado, el fiscal Marijuan, que impulsó la causa durante una década, sostuvo: “No tengo duda alguna de la estrecha y directa relación personal entre Cristina Elisabet Fernández y Lázaro Antonio Báez”. Habló de “entrañable cercanía, vínculo y amistad” con el matrimonio presidencial. Y para demostrarlo no solo mencionó las pruebas de otras causas en las que ambos están imputados. Sin embargo, afirmó que, aun así, eso no alcanzaba para avanzar en la investigación contra la vicepresidenta. A su criterio, el fallo de Casación había cercenado su hipótesis. Por ello, pidió el sobreseimiento de la ex jefa de Estado.
En ese contexto, ante el pedido de sobreseimiento, la asociación civil Bases Republicanas buscó ser parte de la causa. Valeria Viola, presidenta de la entidad, indicó que Lázaro Báez y su grupo actuaron como testaferros por cuenta y orden de Néstor y Cristina Kirchner. En aquel momento, el juez Casanello rechazó a la entidad como querellante en una causa que tiene “más de diez años de iniciado el trámite, en un momento donde el proceso ha quedado sin acusador y con un objetivo puntual: solicitar la nulidad del último dictamen fiscal”. Pero la Cámara Federal hizo lugar a que fuera querellante y luego resolvió revocar el sobreseimiento de Cristina Kirchner, decisión que fue respaldada por Casación.
La ONG, entonces, se presentó en tribunales y pidió anular el dictamen de Marijuan. Afirmó que el sobreseimiento postulado por el representante del Ministerio Público Fiscal privaba de la actuación de ese organismo debido al cese de la acción, circunstancia que vulneraría los propósitos contemplados en el art. 120 de la Constitución Nacional, e incluso cercenaría la posibilidad de acceder a una estructura más compleja y a mejores recursos que los poseídos por un particular. Casanello le dijo que no. Eso fue lo que debatieron los jueces Eduardo Farah, Mariano Llorens y Pablo Bertuzzi.
Tal como viene diciendo en esta causa —que ya avaló el sobreseimiento—, Farah respaldó la decisión de Casanello al sostener que “la postura asumida por la fiscalía —que participó de la investigación desde su inicio se fundamentó en su análisis propio de las pruebas reunidas en el expediente, de las diferentes decisiones que adoptaron los tribunales que intervinieron en aquél y de los requisitos específicos de la hipótesis legal barajada”.
También sostuvo que “la Asociación Civil apelante no explicó cuál sería el perjuicio irreparable para sus intereses, que eventualmente daría lugar a la nulidad que planteó; ni desarrolló de manera suficiente en qué consistirían los déficits de motivación que achaca al dictamen del acusador público (se limitó a transcribir opiniones de fallos dictados en el legajo); ni tampoco se hizo cargo de que la posición impugnada fue expresamente avalada por el representante del Ministerio Público ante la Cámara Federal de Casación Penal”.
Sin embargo, el juez Llorens opinó distinto. Recordó su voto diciendo que había que analizar “de manera conglobada una serie de elementos colectados en otras actuaciones, como aquellas pruebas que surgieron del alegato de su par en la causa 5048/2016 conocida como ‘vialidad’, las declaraciones de los imputados colaboradores en CFP 9608/2018, el testamento de Lázaro Báez, las escrituras secuestradas en la escribanía de Ricardo Albornoz, entre otros”. E hizo un cuestionamiento directo al dictamen de Marijuan.
Fuente Infobae
Foto AFP