Cada vez hay más ejemplares en zonas urbanas, y la convivencia se está tornando muy complicada. No sólo ensucian espacios públicos y provocan ruidos molestos, sino que cortan cables eléctricos, de internet y de emisión de radiodifusoras, ocasionando pérdidas millonarias.
Los habitantes de Hilario Ascasubi, Pedro Luro y Mayor Buratovich de la zona sur del partido de Villarino manifiestan permanentemente la difícil convivencia con los loros barranqueros que ya llegó a una situación crítica. Algo similar está sucediendo en Bahía Blanca, sobre todo en el barrio Universitario y el Parque de Mayo y las palomas en el centro de la ciudad. (foto Zapiola y Aguado, Bahía Blanca)
En la plaza central de Ascasubi grandes cantidades de excremento salpican sitios por donde pasan a diario los transeúntes, lo que no sólo conspira contra la higiene, sino también contra la estética del lugar. Lo mismo sucede en el acceso a Pedro Luro. Los pobladores de esas localidades ya no saben cómo contrarrestan esta difícil situación
El director de Radio Universal de Bahía Blanca, Emilio Turcumán, dijo: “estamos cansados de los loros, en nuestra repetidora de (Pedro) Luro (99.5 FM) todos los años nos provocan un tremendo daño, material y económico, no solamente en las antenas de transmisión, sino también en el cable coaxial (cable utilizado para transportar señales eléctricas de alta frecuencia). Hace un tiempo tuvimos que envainarlo dentro de una manguera de 3/4 que tiene un diámetro de 12,7 mm, parece un chiste no? La solución no fue definitiva, con el tiempo se comieron la manguera y luego el cable, bueno, “se comieron” es un decir, lo picotearon los destruyeron” hicieron y siguen haciendo mucho daño. (foto, antena de transmisión Universal Luro)
“Estos bichos, (dijo un baqueano de la zona) en los campos andan en bandadas y cuando aparecen arrasan con todo.
Hace unos años, la Cooperativa Eléctrica de Pedro Luro compró un sistema de láser para ahuyentarlos, dado que este había sido la solución en algunas ciudades del país, no ocurrió lo mismo en Pedro Luro, al atardecer sólo es un espectáculo visual, mientras los loros se asientan sobre los cables del tendido eléctrico, indiferentes a la luz del láser. La cooperativa probó también con medios sonoros, con bocinas y bombas de estruendo, hasta en una oportunidad colgaron globos en el tendido eléctrico, pero no sirvió.
Las 22 especies de loros que habitan nuestro país están protegidas por la ley 22.421
