Descontada la alegría por una victoria igual de sufrida que de merecida, pero a la vez en la certeza de que hasta el momento la Selección argentina no se ha revelado como un candidato de primer orden, soñar no cuesta nada ni tampoco costará desandar las azarosas travesías de esos Mundiales en los que sí se llegó muy lejos.
Por lo menos los de 1978, 1986, 1990 y 2014.
A poco de examinar las formaciones de cada partido de esas cuatro Copas del Mundo, notaremos las diferencias de nombres propios entre los equipos del debut y los que jugaron la final.
En 1978, por ejemplo, César Luis Menotti se inclinó por José Daniel Valencia y Norberto Alonso como números 10 en el bautismo con Hungría. Después alternó Julio Ricardo Villa y la tarde del 25 de junio, en el Monumental versus Holanda, no jugó ninguno de los tres. (Armó el ataque con Daniel Bertoni, Leopoldo Luque y Oscar Ortiz, Mario Kempes fue el 10 y en el tiempo suplementario tuvo minutos Omar Larrosa).
Ni qué decir ocho años después, en México, cuando en el debut Carlos Salvador Bilardo dispuso a Néstor Cláusen y Oscar Garré como laterales y conforme avanzaron los partidos las orillas fueron ocupadas por Julio Jorge Olarticoechea y José Luis Cuciuffo, hasta la mismísima gloriosa final con Alemania en el Estadio Azteca.
(También Claudio Borghi había desaparecido de la escena, pese a haber sido titular en el segundo cotejo versus Italia).
Más bruscos todavía fueron los volantazos del propio Doctor Bilardo en el Mundial de Italia 90.
Nótese que cuatro jugadores que formaron parte del debut con Camerún, por diversas razones brillaron por su ausencia en el match decisivo con Alemania: fueron ellos el arquero Nery Pumpido, el defensor Néstor Fabbri y los delanteros Abel Balbo y Claudio Caniggia.
En cambio fueron de la partida Sergio Goycochea, José Tiburcio Serrizuela, Pedro Troglio y Gustavo Dezotti, más Pedro Monzón, quien ingresó de recambio.
También Alejandro Sabella movió en grande el tablero cuando dirigió a la Selección Nacional en el Mundial 2014 y, de hecho, entre los que salieron a enfrentar a Bosnia Herzegovina y los que disputaron el título con Alemania hubo bastante rotación de personal.
Versus los balcánicos, por caso, jugaron el por entonces ignoto Hugo Campagnaro, Federico Fernández, Maximiliano Rodríguez, Ángel Di María y Sergio «Kun» Agüero como titular.
De la tristemente célebre final del Maracaná formaron parte Martín Demichelis, Ezequiel Lavezzi, Enzo Pérez, Agüero como suplente y Rodrigo Palacio («¡Era por abajo!»).
¿Quién se atreverá a afirmar, entonces, que el camino en Qatar no será largo, de siete partidos, venturoso?
¿Quién les dice que no se consumará la curiosidad de que los «inamovibles» Leandro Paredes y Lautaro Martínez perderán su silla como quien se fue a Sevilla y Enzo Fernández y Julián Álvarez rayarán a gran altura?
Vaya, con el café de despedida, otra superstición grata: el gol del sábado, el octavo en cinco Mundiales, es hasta ahora el más providencial y determinante convertido por Lionel Messi.